jueves, 18 de abril de 2013

Tierra prometida, de Gus Van Sant


Gus Van Sant dirige de nuevo un guión de Matt Damon, al que diera su gran oportunidad con El indomable Will Hunting.

 

Puntuación: 7
 
Todos conocemos a Matt Damon, ganador de un temprano Oscar como guionista de El indomable Will Hunting, que coescribió junto a su amigo Ben Affleck en 1998. El nombre de John Krasinski sólo les sonará a los seguidores de The Office, aunque su rostro os resultará familiar. Ambos artistas, que así les gustaría que les llamasen, han brindado a Gus Van Sant una atractiva historia de dudoso trasfondo ecológico con la que continuar su labor reivindicativa, iniciada con Mi nombre es Harvey Milk. Desgraciadamente esta vez no se nutre de trágicos hechos reales, sino de la ficción, por más que nos hable de la crisis y de polémicas fracturaciones de tierras para la extracción de gas.

Steve (Matt Damon) y su compañera Sue (Frances McDormand, Fargo) llegan a un pueblo ganadero de Pensilvania en representación de una compañía de gas que quiere comprar derechos de perforación, por supuesto a un precio mucho menor que las ganancias que va a obtener. El problema viene cuando uno de los ciudadanos pregunta por las consecuencias medioambientales de dichas excavaciones. Esta sencilla cuestión llamará la atención de Dustin (John Krasinski), un ecologista con sed de justicia y don de gentes, cualidades que obligan a Steve a replantearse la estrategia de la que depende su trabajo.

Gus Van Sant, que de seguir así conseguirá que le perdone el haber realizado el remake de Psicosis, aparca sus caprichos independientes (Paranoid Park, Last Days, Elephant) y retoma el cine más comercial sin perder un ápice de compromiso autoral. Claro que en este caso se muestra esclavo de un guión que hace aguas en su inesperado último acto, que en términos narrativos es sumamente eficaz. Algo parecido a lo que sucedía en la reciente Efectos secundarios, donde su denuncia a la prescripción de fármacos antidepresivos se diluía en un turbio thriller de giros abruptos y tramposos. 


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