jueves, 28 de marzo de 2013

Un amor entre dos mundos



El argentino Juan Solanas dirige a Kirsten Dunst (María Antonieta) y Jim Sturgess (El atlas de las nubes) en este drama romántico de ciencia ficción con dos universos paralelos.


El escenario es el siguiente, dos planetas que orbitan uno alrededor del otro, sin llegar a colisionar como en Melancolía, más bien como en Another Earth, joya del cine independiente que pasó prácticamente desapercibida. En ambas Tierras la evolución ha seguido similar camino, pero siempre con una de ellas abasteciéndose de las materias primas de la otra, algo que ya sucede en la realidad sin necesidad de que tengamos mundos gemelos.

En el planeta más desfavorecido –llamémosle inferior- vive Adam, un huérfano que recolecta polen rosa en la montaña donde conoce a Eden, una chica del mundo superior con la que comienza una relación amistosa. Ambos aprenden a burlar las leyes que rigen su complicado universo, toda persona y objeto se ve atraída por la gravedad del planeta del que procede, hasta que son descubiertos por unos agentes del gobierno cuyo trabajo es impedir la inmigración ilegal, por así decirlo. Eden sufre un accidente en el que pierde la memoria y Adam pierde toda esperanza de volver a verla, hasta que entra a trabajar en Transworld, empresa que contrata mano de obra barata del planeta inferior y para la que diseñará revolucionarios cosméticos con el ingrediente secreto que unió los destinos de ambos protagonistas.

Con dicho planteamiento, a priori complejo, Juan Solanas urde una historia de amor bastante simple que toma como modelos títulos infinitamente superiores: Blade Runner, Olvídate de mí, 500 días juntos… Pero la ambición puede al desconocido realizador, y tanto plano invertido acompañado de una recargada fotografía distrae nuestra atención del no muy interesante futuro de Adam y Eden, personajes interpretados por Jim Sturgess y Kirsten Dunst, esta última debería ir pensando en cambiar de agente y elegir sus proyectos cuidadosamente.

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miércoles, 27 de marzo de 2013

Grandes Esperanzas



Mike Newell (Cuatro bodas y un funeral) dirige la nueva adaptación del clásico de Charles Dickens intentando mantenerse fiel al original y alejándose de la versión protagonizada por Ethan Hawke y Gwyneth Paltrow.


No seré yo quien defienda la película de Alfonso Cuarón dirigida en 1998, que traicionaba el espíritu de la novela de Dickens en pro de una modernidad bastante difícil de incorporar, sin embargo aquel film contaba con la complicidad de cuatro grandes actores en los papeles principales –Hawke, Paltrow, De Niro y Bancroft- y Mike Newell sólo cuenta con el buen hacer de Ralph Fiennes en el papel de Magwitch, el preso al que ayuda el inocente Pip dando comida y una lima para que se libre de los grilletes, acto sobre el que gira esta fábula del herrero que soñaba con convertirse en caballero y conquistar a su amor de infancia.

Jeremy Irvine, protagonista de War Horse, interpreta a Pip de adulto, y lo hace sin mucha convicción, por más que se le suponga enamorado de Estella (Holliday Grainger, Los Borgia) se le ve más cómodo en compañía del snob Herbert Pocket (Olly Alexander, Enter the void), que le introduce en la vida social del Londres del Siglo XIX, época a la que no terminamos de viajar por culpa de unos estilismos más acordes con un club nocturno actual.

Grandes esperanzas ha sido llevada a la televisión en innumerables ocasiones y la versión cinematográfica de David Lean, Cadenas rotas en España, continúa imbatible, quizás porque la historia del nuevo rico que malgasta la fortuna de un anónimo benefactor ha perdido fuelle y a diferencia de clásicos como Anna Karenina, por citar otro título en cartel, no nos habla de temas tan atractivos como el adulterio o la hipocresía de una sociedad machista.  La relación de amor que se nos muestra en esta Grandes esperanzas se me antoja caprichosa y el contraste entre la vida en el campo y en la ciudad carece de importancia al ser perfectamente asimilado por el protagonista.

En cuanto al personaje más interesante, el de la excéntrica Miss Havisham, abandonada el día de su boda y educando a Estella para que se vengue de los hombres, es interpretada esta vez por la novia cadáver, digo por Helena Bonham Carter, que vive encerrada en una película de Tim Burton cuando debería escoger más papeles como el de la dulce Elizabeth de El discurso del rey

El irregular film de Mike Newell, que venía de dirigir las aventuras del Príncipe de Persia, gustará a los incondicionales de Charles Dickens y a los fans de Ralph Fiennes, camaleónico actor que aporta la dosis de oscuridad y tragedia necesaria en este famoso relato.


martes, 19 de marzo de 2013

The Cabin in the Woods (La cabaña en el bosque)



Película de culto escrita y dirigida por uno de los guionistas de Perdidos y Buffy, cazavampiros, Drew Goddard, cuyo estreno en nuestro país ha sido cancelado a pesar de contar con una legión de seguidores al otro lado del Atlántico.




The Cabin in the Woods, ese es el título que tenéis que buscar en Internet si queréis disfrutar de una de las propuestas cinematográficas más originales del pasado año. La película supone el debut en la dirección de Drew Goddard, al que muchos conocerán por la emblemática serie Perdidos. Goddard escribe La cabaña en el bosque junto con Joss Whedon, responsable de los guiones de Toy Story y Marvel Los vengadores, y el resultado es una fascinante obra a la que difícilmente podemos catalogar dentro de un solo género.

Cinco amigos se reúnen para pasar el fin de semana en una cabaña recién comprada por el primo de uno de ellos. Allí descubrirán un sótano lleno de escalofriantes antigüedades tales como un diario perteneciente a una familia de psicópatas. Esta breve sinopsis es la única información que debéis tener a la hora de explorar La cabaña en el bosque, por más que resulte poco atractivo venderla como una imitación de otros títulos del cine de terror. 

Sus protagonistas, entre los que destacan el televisivo Jesse Williams (Anotomía de Grey) y por supuesto Chris Hemsworth, alias Thor, responden a estereotipos que en un principio nos despistarán tanto como los dos personajes interpretados por Bradley Whitford (El ala oeste de la Casa Blanca) y Richard Jenkins (A dos metros bajo tierra), una pareja de técnicos de los que desconocemos su implicación en la historia. Las apariencias engañan más que nunca y lo que parecía una secuela de Scream se transforma gradualmente en un relato heredero del mejor H.P. Lovecraft (La llamada de Cthulhu).

A algunos les parecerá caótica, otros se sentirán defraudados por no encontrarse con la típica sucesión de sustos gratuitos, y unos pocos la veremos una y otra vez con el fin de redescubrir cada pieza de este cubo de rubik fundamentado en los cánones de un cine menospreciado por la mayoría, aquel que siempre ha camuflado su discurso llenando las salas de adolescentes. Aunque me temo que esta vez no se va a colgar el cartel de “Agotadas”.

Después de sufrir innumerables retrasos en la fecha de estreno, finalmente han optado por no distribuir el film en cines españoles y publicarlo directamente en DVD/BluRay, privándonos del placer de ver este cruce de Posesión Infernal con Cube en pantalla grande y justificando las descargas ilegales. Paradojas de un mercado al que le gusta autoflagelarse.

Lo mejor: sorprende, ¿cuántas películas pueden presumir de ello?

Lo peor: ver el tráiler que os adjunto bajo estas líneas, a menos que os gusten los spoilers.


viernes, 15 de marzo de 2013

The Host (La huésped), de Stephenie Meyer



Andrew Niccol (In Time) adapta la última novela de la autora de la saga Crepúsculo, que sigue empeñada en esto de los triángulos amorosos aunque cambie vampiros y hombres lobo por unos seres extraterrestres salidos de la Iglesia de la Cienciología.

Apenas nos han dado tiempo a que echemos de menos la descafeinada prosa de Stephenie Meyer, y con la segunda parte de Amanecer todavía atragantada nos llega esta The Host (La huésped), que viene a ser a La invasión de los ladrones de cuerpos lo que Crepúsculo fue a Drácula. Si os estáis preguntando cuál es esa película de ciencia ficción a la que hago mención estáis de enhorabuena, porque las comparaciones son odiosas.

La protagonista de The Host es Melanie (Saoirse Ronan, Hanna), uno de los pocos humanos que quedan sin que se les haya implantado un huésped extraterrestre salido del árbol de las almas de Avatar, porque está claro que lo de ser original no va con Meyer. Por mantener a salvo a su hermano pequeño, Melanie cae en manos de los invasores, que utilizarán su cuerpo para localizar al resto de personas que permanecen escondidas asegurando la supervivencia de nuestra especie.

El alma que se aloja en Melanie se llama Wanderer, ambas voces mantendrán una disputa interna, como si se hubieran transformado en Gollum, sobre las decisiones que han de tomar, si colaborar con la buscadora -una implacable Diane Kruger (Malditos bastardos) que toma como inspiración al T-1000 de Terminator 2- o regresar con la resistencia y reunirse con Jared (Max Irons), el amor de Melanie, que no el de Wanderer. Al alma extraterrestre le faltará tiempo para encapricharse de otro de los humanos, Ian (Jake Abel), y ya tenemos al trío sustituto de Bella, Edward y Jacob. La única pega es que a pesar del talento interpretativo de Ronan, que ya tiene una nominación al Oscar por Expiación. Más allá de la pasión, estos tres nuevos fichajes carecen del magnetismo que aquellos otros.

Tengo fe en que Andrew Niccol logre superar su opera prima, Gattaca, pero esta no es la ocasión, por mucho que el envoltorio parezca el mismo. The Host (La huésped) funciona cuando se centra en las persecuciones por el desierto y cuando muestra la lucha interna de la protagonista en las primeras secuencias, hasta que aparecen los machos alfa y todo se reduce a besarse y abofetearse, con lo bien que pintaba.

Lo mejor: Diane Kruger y William Hurt.

Lo peor: hay dos secuelas en camino, “El alma” y “La buscadora”.