Si el año pasado Argo era elegida como la mejor película
según la Academia, no me extrañaría que éste premiasen a otra producción a la
altura del film de Affleck.
Imagen:Tripictures |
Puntuación: 1
Si “algo de esto” sucedió
realmente tal y como anuncia un cartel al inicio de La gran estafa americana,
ni lo sé ni me llega a importar durante las más de dos horas de apresurados
travelling, pelucas imposibles e interpretaciones autoconscientes de estar
participando en la gran película americana. Quizás David O. Russell (Tres reyes,
Extrañas coincidencias) se planteara rodar un guión aún peor que el de El
lado bueno de las cosas para corroborar que una campaña publicitaria
–premios incluidos- y un puñado de actores bien relacionados son suficientes
para ganar el Oscar tal y como ocurrió con Crash.
Cuando vi el film de O. Russell todavía
no sabía que el laureado reparto improvisaba las secuencias con el director, y lo
primero que pensé fue que para el montaje definitivo se habían quedado con las
tomas de ensayo. Era la única forma de justificar esa inexpresividad en el
rostro de Amy Adams (El hombre de acero), esforzándose por
parecer enigmática e intentando desviar nuestra atención hacia su insignificante
escote, por no hablar del incoherente personaje al que da vida Bradley Cooper (Cruce de caminos), la descarada imitación de Christian Bale (The Fighter)
a Robert De Niro o una Jennifer Lawrence
(Los juegos del hambre) insultando a
aquellos actores que se llevan el trabajo a casa.
La gran estafa americana
es el traje nuevo del emperador, porque la asociación de críticos de Nueva York
se adelantara en señalarlo como el mejor título del 2013 no voy a seguirles el
juego. Por suerte el gremio de productores y directores en Estados Unidos ha elegido
a Gravity como su favorito, lo que
deja al film de Alfonso Cuarón más
cerca de la victoria en los Oscars el próximo 2 de marzo.
Lo que debería ser un thriller
político sobre un famoso escándalo que involucró a la mafia y a políticos
corruptos allá por los años 70, se desinfla en cuanto su pareja protagonista empieza
a narrar su increíblemente patética historia de amor. Supuestamente debe
resultar divertida, no en vano ganó tres Globos de Oro en la categoría de
comedia/musical, sin embargo tengo la constante sensación de estar riéndome de
ellos en vez de con ellos.
Si existieron de verdad los
timadores Irving Rosenfeld (Bale) y Sidney Prosser (Adams), o si trabajaron con
el agente del FBI Richie DiMaso (Cooper) para detener la corrupción en Atlantic
City, es lo de menos en este superficial enredo que para recrear la época se
sirve sólo de prendas vintage y de una selección musical que sustituye a los
diálogos cuando estos carecen de consistencia, es decir, con más frecuencia de
lo recomendable.
Nominaciones: película, director, guión original, actor (Bale), actriz (Adams), actor de reparto (Cooper), actriz de reparto (Lawrence), montaje, diseño de producción y vestuario.
Se llevará... el de mejor película si hacemos caso al sindicato de actores, claro que tienen un mes para ver el resto de nominadas y recapacitar. Me conformo con que no le den un segundo Oscar a Jennifer Lawrence.