jueves, 30 de enero de 2014

Oscars 2014: La gran estafa americana (American Hustle)



Si el año pasado Argo era elegida como la mejor película según la Academia, no me extrañaría que éste premiasen a otra producción a la altura del film de Affleck.

Imagen:Tripictures
Puntuación: 1

Si “algo de esto” sucedió realmente tal y como anuncia un cartel al inicio de La gran estafa americana, ni lo sé ni me llega a importar durante las más de dos horas de apresurados travelling, pelucas imposibles e interpretaciones autoconscientes de estar participando en la gran película americana. Quizás David O. Russell (Tres reyes, Extrañas coincidencias) se planteara rodar un guión aún peor que el de El lado bueno de las cosas para corroborar que una campaña publicitaria –premios incluidos- y un puñado de actores bien relacionados son suficientes para ganar el Oscar tal y como ocurrió con Crash.

Cuando vi el film de O. Russell todavía no sabía que el laureado reparto improvisaba las secuencias con el director, y lo primero que pensé fue que para el montaje definitivo se habían quedado con las tomas de ensayo. Era la única forma de justificar esa inexpresividad en el rostro de Amy Adams (El hombre de acero), esforzándose por parecer enigmática e intentando desviar nuestra atención hacia su insignificante escote, por no hablar del incoherente personaje al que da vida Bradley Cooper (Cruce de caminos), la descarada imitación de Christian Bale (The Fighter) a Robert De Niro o una Jennifer Lawrence (Los juegos del hambre) insultando a aquellos actores que se llevan el trabajo a casa.

La gran estafa americana es el traje nuevo del emperador, porque la asociación de críticos de Nueva York se adelantara en señalarlo como el mejor título del 2013 no voy a seguirles el juego. Por suerte el gremio de productores y directores en Estados Unidos ha elegido a Gravity como su favorito, lo que deja al film de Alfonso Cuarón más cerca de la victoria en los Oscars el próximo 2 de marzo.

Lo que debería ser un thriller político sobre un famoso escándalo que involucró a la mafia y a políticos corruptos allá por los años 70, se desinfla en cuanto su pareja protagonista empieza a narrar su increíblemente patética historia de amor. Supuestamente debe resultar divertida, no en vano ganó tres Globos de Oro en la categoría de comedia/musical, sin embargo tengo la constante sensación de estar riéndome de ellos en vez de con ellos. 

Si existieron de verdad los timadores Irving Rosenfeld (Bale) y Sidney Prosser (Adams), o si trabajaron con el agente del FBI Richie DiMaso (Cooper) para detener la corrupción en Atlantic City, es lo de menos en este superficial enredo que para recrear la época se sirve sólo de prendas vintage y de una selección musical que sustituye a los diálogos cuando estos carecen de consistencia, es decir, con más frecuencia de lo recomendable.

Nominaciones: película, director, guión original, actor (Bale), actriz (Adams), actor de reparto (Cooper), actriz de reparto (Lawrence), montaje, diseño de producción y vestuario.

Se llevará... el de mejor película si hacemos caso al sindicato de actores, claro que tienen un mes para ver el resto de nominadas y recapacitar. Me conformo con que no le den un segundo Oscar a Jennifer Lawrence.


sábado, 25 de enero de 2014

Al encuentro de Mr. Banks (Saving Mr.Banks)


Emma Thompson y Tom Hanks protagonizan una de las grandes olvidadas en la ceremonia de los Oscar, un conmovedor relato sobre la preproducción del clásico Mary Poppins.

Imagen:Walt Disney Pictures
Puntuación: 8,5

Que Emma Thompson no sea candidata al Oscar por su memorable interpretación de Pamela Lyndon Travers, creadora de la niñera cinematográfica más famosa de la historia, y que su lugar lo ocupe una insípida Amy Adams (La gran estafa americana) es prueba de que los miembros de la academia ni siquiera han visto ambas películas. Al encuentro de Mr. Banks sólo ha obtenido una nominación, la de mejor banda sonora para Thomas Newman, compositor doce veces finalista al premio al que debemos las inolvidables partituras de Cadena Perpetua y American Beauty.

Injustos galardones aparte, el guión cuya puesta en escena John Lee Hancock –responsable de la mediocre The blind side- tiene el honor de dirigir, se centra en los intentos de Walt Disney (Tom Hanks) de persuadir a P.L. Travers para que le ceda los derechos de su obra y así convertirla en un exitoso musical para niños de todas las edades. El genio de la animación, al que deberíamos culpar de nuestras frustraciones como adultos, es el otro protagonista de Al encuentro de Mr. Banks, y cuál fue mi sorpresa al no encontrarme con la caricatura del magnate de los parques temáticos que muchos se han esforzado en popularizar.

Los diálogos entre Tom Hanks y Emma Thompson tienen algo de esa magia que desprenden las películas de cine dentro del cine, con el aliciente del choque de culturas del que también se han servido series como Episodes. En esta sitcom se plantean similares conflictos entre una pareja de creativos de televisión británicos afincados en Hollywood, con la diferencia de que en la actualidad no me creo que un individuo se sorprenda por las costumbres de lugares tan populares como los mencionados.

Algunos os preguntaréis quién es entonces Mr. Banks. Los que conocen el significado de la palabra “supercalifragilísticoexpialidoso” sabrán que hace referencia al padre de los niños de Mary Poppins pero seguirán sin imaginarse el motivo de que dicho personaje secundario se use como cebo para el espectador incauto, de hecho en países como Argentina han decidido obviar el misterio y titularla El sueño de Walt Disney. La solución al enigma puede que esté tomada de Ciudadano Kane, pero cualquier tipo de referencia a la obra maestra de Welles es bienvenida si se hace con cariño y respeto.

La infancia de P.L. Travers es la otra película que contiene Al encuentro de Mr. Banks, con un magnífico Colin Farrell como padre de la futura escritora, un inadaptado soñador al que la sociedad de la época escupe y cuya influencia será clave en el tiempo presente del film y en la cesión de derechos que hizo famosa a Julie Andrews y nos alegró la vida al resto.

Lo mejor: Emma Thompson.

Lo peor: una desaprovechada Rachel Griffiths en el papel de tía Ellie, la Mary Poppins real.


viernes, 24 de enero de 2014

Mindscape, cine español made in USA



Jaume Collet-Serra (La huérfana, Sin identidad) produce el debut en la dirección de Jorge Dorado y le brinda su primera nominación al Goya.

Imagen:Warner Bros Pictures
 Puntuación: 5


John (Mark Strong, La noche más oscura) pertenece a una élite de expertos en introducirse en la mente de sospechosos para resolver crímenes o solucionar traumas de pacientes torturados. Su nuevo caso es una adolescente que se niega a comer y cuyos padres quieren enviar a un internado. El motivo no es la falta de apetito de su hija Anna (Taissa Farmiga, American Horror Story), sino más bien unas polémicas fotos que metieron a un profesor entre rejas y un trágico accidente en el que se vieron involucradas varias compañeras de clase. Pedofilia, asesinato y celos, ingredientes indispensables para ser  emitida un sábado por la tarde en televisión.

Anna revive la turbulenta relación con sus padres y sus días de instituto, nada que envidiar a los de la apocalíptica Carrie, mientras es observada de cerca por su particular detective-psicólogo. El dilema que se le plantea a John es si creer o no a la joven sociópata, puesto que uno mismo puede tergiversar sus propios recuerdos. 

La forma de entrar en cabezas ajenas es parecida a lo que vimos en Origen solo que más sutil, sin tanta jerga científica y con el mínimo instrumental. El resultado es sospechosamente similar al del film de culto de Christopher Nolan, como sospechoso es que la memoria de la mujer fallecida también interfiera en el trabajo de John. 

Mindscape sigue el esquema de Las dos caras de la verdad, director y guionistas juegan con su protagonista a la vez que con el espectador, ambos poseen la misma información en todo momento y se ven forzados a desconfiar de la traviesa Anna hasta llegar a un retorcido final por el que hemos ido perdiendo interés gradualmente. El film del novato Jorge Dorado, que comienza como una partida de Mansiones de la locura –imprescindible juego de mesa basado en los mitos de Cthulhu-, podría haber supuesto una reivindicación del cine de género como lo eran los primeros trabajos de Collet-Serra, La huérfana y La casa de cera, y termina siendo un rutinario thriller a ratos entretenido.

Lo mejor: la llegada a la mansión y esas colegialas traviesas que parecen sacadas de un manga.

Lo peor: la falta de desarrollo de los personajes principales.