El actor y ahora también
productor presentó en Madrid Guerra Mundial Z, película de
catástrofes más que de zombis con un desorbitado presupuesto.
Foto: Juan Naharro |
Puntuación: 6,5
Que el actor de 12 Monos, Seven o El curioso caso de
Benjamin Button, por citar tres de sus mejores trabajos, se presentara sin
avisar en la première española de Guerra Mundial Z sólo puede
significar una cosa, que quiere rentabilizar los 200 millones que ha costado el
film de Marc Forster (Descubriendo Nunca Jamás) y que produce
Plan B, compañía de la que Brad Pitt
es el único dueño.
Después de haberse recorrido las
alfombras rojas de medio planeta, a veces incluso acompañado de Angelina Jolie, nosotros nos tuvimos
que conformar con una repentina y “espontánea” aparición del astro, que brindó
unas pocas palabras a un público atónito que por un instante pensó que se
trataba de un doble. Aún así se agradece el detalle, y sirvió para contagiarnos
su entusiasmo por una película de infectados (zombis en jerga profana) que de
no ser por él y por las angustiosas secuencias de multitudes pasaría
desapercibida.
A los fans de George A. Romero (La noche de los muertos vivientes) recomendarles que se abstengan
de ir al cine o que se lo tomen con calma. A los seguidores de Resident Evil decirles que están de enhorabuena
si disfrutaron con los últimos videojuegos de la saga. Y los que busquen
un cruce entre Contagio y 28 días después obtendrán precisamente
eso, salvo que sin profundizar demasiado en el desconocido virus y dejando
fuera del encuadre los momentos más gore.
Por lo visto los guionistas de Perdidos, Drew Goddard y Damon
Lindelof, hicieron retoques de última hora, y vistas las similitudes con la
irregular Prometheus y con otros
televisivos formatos, me temo que ellos son los responsables de convertir a
Gerry Lane (Brad Pitt) en un héroe
capaz de arriesgar su vida por una lata del refresco que ha cubierto parte de
los gastos del film y con un poder de deducción que ya quisiera el doctor House.
Suerte que sus esquemáticos
personajes secundarios están interpretados por actores como Matthew Fox o Mireille Enos, protagonistas de Perdidos
y The Killing respectivamente. La detective
Sarah Linden da vida a la mujer de Brad Pitt en la ficción, y aunque tenga
mérito hacer creíble dicha relación, a los productores lo único que parece
importarles son las montañas de infectados a las que se enfrentará Gerry y cómo
conseguirá escapar, pues damos por hecho que aquí sólo mueren aquellos que la
audiencia no va a echar en falta.
La mayor virtud de Guerra Mundial Z no son sus efectos
especiales ni su eternamente joven actor principal. El verdadero logro de Marc Forster es conseguir mantener la
tensión a pesar de que la sala esté abarrotada de culos inquietos y de que tu
vecino de butaca tenga el móvil pegado a la mano, ¿será que con las gafas 3D los
emoticonos se ven con más relieve?
Lo mejor: da igual cuántas veces haya visto el tráiler, la estampida
en Philadelphia sigue siendo aterradora.
Lo peor: los bramidos que emiten los infectados, ¿o son velociraptores?
Alternativas: la mejor película de zombis es La noche de los muertos vivientes, y para los alérgicos al blanco y
negro Amanecer de los muertos.