Park Chan Wook (Oldboy)
da el salto a Estados Unidos con este cuento gótico protagonizado por una joven
un tanto morbosa con el rostro de Mia
Wasikowska (Alicia en el país de las
maravillas).
Puntuación: 7,5
Después de eso, Chan Wook
prosiguió con su trilogía de la venganza (Sympathy
For Lady Vengeance), firmó uno de los Three…
Extremes (Cut) y convenció a
pocos con sus robots (Soy un cyborg) y
sus vampiros (Thirst). Justo cuando
la notoriedad que alcanzó con Oldboy
comenzaba a disiparse acepta dirigir Stoker, proyecto de encargo en el
que no ha colaborado como guionista, labor que recae en Wentworth Miller –quizás no os suene ese nombre pero seguro que le
recordaréis si os digo que era el protagonista de Prison Break.
La trama de una chica que pierde
a su padre el día en que cumple 18 años, que no soporta a su estirada madre y
que recela del tío que viene a ocupar el puesto que ha quedado vacante tendría
poco de sugerente de no estar rodada con el refinado gusto por lo macabro del
que presume uno de los mejores directores de Corea del Sur, junto con Bong Joon-ho (Memories of murder), Kim
Ki-duk (Hierro 3) y Kim Ji-Woon (Encontré al diablo).
Stoker transcurre en la mansión de la familia cuyo apellido da
título al film, compuesta por Evelyn (Nicole
Kidman), India (Mia Wasikowska, Jane Eyre) y Charles Stoker (Matthew Goode, Ozymandias en Watchmen), madre, hija y tío que no
tiene pinta de santo. Chan Wook y su equipo crean un ambiente mal sano y erótico
en el que cada rincón sirve para captar los múltiples ángulos de unos personajes
de bestseller cuyo atractivo es proporcional al buen hacer de los actores que
les interpretan. De Nicole Kidman espero
que nadie dude, y menos después de verla en la reciente El chico del periódico, aunque el centro de vuestras miradas será Mia Wasikowska, que convierte a su
India en una suerte de Lolita siniestra.
Lo mejor: la composición de los planos, elegantes y perturbadores.
Lo peor: la trama no está a la altura de las circustancias.