viernes, 9 de mayo de 2014

En un lugar sin ley (Ain’t Them Bodies Saints)



Los nominados al Oscar Rooney Mara y Casey Affleck protagonizan uno de los títulos más interesantes del cine independiente del pasado año.
Por Juanma Fernández


Puntuación: 7,5

A pesar de la buena acogida en el festival de Sundance, lo que suele garantizar un billete de ida a los Oscar, En un lugar sin ley (Ain’t Them Bodies Saints) pasó sin pena ni gloria por las ceremonias de premios y ha tardado más de un año en estrenarse en nuestro país, aunque al menos lo ha logrado. La película de David Lowery, responsable del montaje de Upstream color, remite directamente al maestro (o fraude) Terrence Malick. No sólo toma prestada la atmósfera de títulos como El árbol de la vida, sino que su guión recuerda sospechosamente al de Malas tierras, dos amantes forajidos, Texas y los años 70.

Una vez mencionado lo evidente, dicha comparación no resta mérito al trabajo de Lowery, En un lugar sin ley es sutil, demoledora y hermosa, tres adjetivos que para muchos serán sinónimos de tediosa. Ruth (Rooney Mara, Her) y Bob (Casey Affleck, El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford) no llegan a ser Bonnie y Clyde, apenas cometen su primer delito juntos, él acaba entre rejas y ella tiene que criar a su hija sola. Siguiendo las normas del género, Bob termina fugándose de la cárcel y recorre Texas en busca de su familia. No cuenta con que a Ruth la vigilan de cerca un policía (Ben Foster, A dos metros bajo tierra) y una suerte de benefactor al que da vida Keith Carradine (Deadwood).

Se suele decir que no se juzgue un libro por la portada, pero en este caso no hay mejor forma de definir el film que acudiendo al cartel original. Todos los interrogantes que plantea Lowery están en la imagen de los amantes que rehúsan separarse sin oponer resistencia. Las respuestas las encontraremos en la mirada de una inmensa Rooney Mara arropada por un inmejorable reparto.

Lo mejor: su impecable factura, entre el western crepuscular y Malick.

Lo peor: ser hipnotizado por la voz en off y caer en un profundo sueño.