Bradley Cooper, Zach Galifianakis y Ed Helms se reúnen de nuevo en la tercera y última entrega de Resacón en Las Vegas, o eso anticipa el eslogan: “fin”.
Imagen: Warner Bros |
Puntuación: 5
Se dice que segundas partes nunca
fueron buenas pero, ¿y las terceras? Salvo contadas excepciones como El caballero oscuro o El señor de los anillos, uno llega al último
capítulo de una trilogía con el temor de salir defraudado una vez más y con la
duda de que vaya a ver el desenlace de una saga que podría eternizarse.
Efectivamente
R3sacón
no está a la altura de aquella original comedia que reconstruía una noche de juerga
por medio de una especie de gincana que habría hecho las delicias de Stewie
Griffin. Todd Phillips continúa
estancado en su reformulación de las “películas de colegas”, aunque mientras sus
trabajos funcionen en taquilla nadie le va a pedir que cambie.
En esta ocasión el detonante no
es otra fiesta de despedida de soltero en la que Phil (Bradley Cooper) y sus amigos toman alguna droga y no se acuerdan de
nada. Mr. Chow (Ken Jeong) se fuga
de la cárcel en la que lo habíamos dejado en Resacón 2, ¡ahora en Tailandia! y lo primero que hace es robarle a
un mafioso llamado Marshall (John Goodman,
El gran Lebowski) un montón de
lingotes de oro. La única manera que tiene Marshall de llegar hasta Chow es a
través de Alan (Zach Galifianakis),
así que secuestra a Doug (Justin Bartha)
y obliga al resto del grupo a ayudarle a recuperar su dinero.
Lo malo de este R3sacón es que después de decapitar a
una jirafa al inicio del film apenas nos obsequian con un par de carcajadas. No
es tan vulgar ni exagerada como la anterior entrega, ni tampoco repite el mismo
esquema que ha hecho famosa a la franquicia, con lo que nos queda una insatisfactoria
sensación de déjà vu. Si queréis resaca tendréis que esperar a los créditos
finales, que cuentan además con una inesperada y prometedora incorporación.
Lo más destacable, a riesgo de
hacer spoiler, es ver una mínima transformación en el personaje de Alan cuando
conoce a Cassie (Melissa McCarthy, La boda de mi mejor amiga), la empleada
de una tienda de empeño en Las Vegas, otro de los elementos que regresan del
primer resacón y que Todd Phillips utiliza para dar a su serie un tono épico
que sin duda le viene grande.
Lo mejor: la cabeza de la jirafa estampada en el parabrisas.
Lo peor: Bradley Cooper ya no se lo pasa tan bien.