Primer largometraje del
protagonista de (500) días juntos, que se dirige a sí mismo junto a Scarlett
Johansson y Julianne Moore en este comedia sobre un adicto al porno.
Imagen:Wanda Films |
Puntuación: 7
Al lado de Shame (Steve McQueen,
2011) este Don Jon parece una película de Disney, pero como no todos
tuvieron valor para ver el duro film protagonizado por Michael Fassbender y el recuerdo de Boogie Nights (Paul Thomas Anderson, 1997) es difuso, Joseph Gordon-Levitt –el Robin que no
veremos en acción- escribe, dirige y protagoniza una amable comedia sobre un
macarra que prefiere ver videos porno a tener una relación de verdad.
Jon (Gordon-Levitt) es el típico
tío que según entra en la discoteca activa el radar y da caza a la tía más
buena. Así de básico es el comienzo de Don Jon, cuyo lenguaje visual y
verbal dista mucho de los grandes títulos antes mencionados. Jon nunca pasa de
la primera noche con una mujer, hasta que conoce a Barbara (Scarlett Johansson), la novia perfecta
que se lo pone duro. Claro que el reto no
será llevar a Barbara hasta la cama, sino ocultarle su inofensivo pasatiempo
manual.
La ventaja con la que parte Joseph Gordon-Levitt es su carisma,
aunque diera vida a Hitler seguiría cayendo bien, y el detestable Jon, con sus adicciones, su horrible corte de pelo y su afición por confesarse
semanalmente en la iglesia, resultaría insoportable de no estar interpretado
por él. A Scarlett Johansson, a la
que aún no me decido a amar, también le toca hacer de inaguantable, pero se
aleja tanto de la insulsa imagen que tenemos de ella que está francamente
divertida. Sin embargo la estrella de la función es otra.
Julianne Moore participa en tantas películas al año que es imposible verlas
todas, más por la calidad de algunas que por la cantidad. Pero a diferencia de
otras actrices, la Sarah Palin de ficción (Game
Change) siempre aporta calidez y profundidad a sus personajes, incluso
cuando estos apenas están esbozados en el guión. En Don Jon es Esther, la
segunda mujer que irrumpe en la vida del confundido protagonista, que para
entonces ha dejado de ser un títere y empieza a comportarse de manera racional.
Es la curiosa relación con esta última la que cambia el curso del alargado
anuncio de webs porno y lo eleva por encima de la media.
Lo mejor: el monólogo final de Jon.
Lo peor: a ratos me hace sentir tan incómodo como lo estaría
saliendo por determinados ambientes.
Alternativas: si buscáis un producto similar, con Julianne Moore en
el reparto, Crazy, Stupid, Love.